Desgraciadamente, como administradores de fincas, escuchar frases como: un propietario de la comunidad no paga su cuota, es bastante común, y una situación que no deseamos, pero que se produce.

Es normal que el resto de vecinos se pregunten cómo actuar ante otros propietarios que, por cualquier motivo, no están haciendo frente a sus obligaciones con la comunidad y no están abonando la cuota que tienen que pagar.

En cualquier caso, hay ciertos pasos que se pueden dar. En los últimos años, esta situación indeseada se ha visto muy reproducida, pues la situación económica es dura para muchos propietarios que se ven en dificultad para hacer frente a sus pagos. Es más común en aquellas comunidades en las que las cuotas son muy elevadas.

Sea como fuere, existen mecanismos legales. Hay fórmulas para afrontar esta situación desagradable, para que se solucione cuanto antes y de la forma más amistosa posible.

Qué hacer primero si un propietario de la comunidad no paga su cuota

Vamos a ir por partes, y lo primero que haremos será, como ya hemos comentado por encima, buscar una solución amistosa. Para ello, es necesario contar con un experto que, en estos casos, es el administrador de fincas, pues ya tiene experiencia y formación para lograr el cobro de morosos.

Así pues, será el administrador el que tiene la información requerida. Por ejemplo, al vecino moroso no se le pueden negar ciertos servicios comunes, pues está en su derecho de utilizarlos y le ampara la ley. Si se hace, la comunidad no podría poner una denuncia llegado el caso.

No es algo personal

También se ha hablado de esto por encima. Hay que ver qué está sucediendo y por qué ese vecino no paga su cuota. No es algo personal, puede ser que directamente no tiene dinero para hacerlo.

Por tanto, comencemos por ser empáticos y estudiar cada caso de forma personalizada. Ya que no es lo mismo una persona que, por problemas puntuales, no puede hacer frente a su cuota por un tiempo, que otros que, por cualquier motivo más o menos justificado, no la quieren pagar.

Sea como fuere, si tomamos la situación con calma y dando los pasos legales adecuados que se han de cumplir, es común que el deudor acabe por hacer frente a sus obligaciones con la comunidad.

Acuerdos amistosos

Por medio de un administrador de fincas profesional se pueden reclamar las deudas de forma amistosa sin que haya exceso de perjuicio para el resto de la comunidad.

Para ello, a través del profesional, se hablará con el vecino moroso para ver cuál es la situación y qué posibles soluciones pacíficas y amistosas se pueden encontrar de forma que las deudas con la comunidad acaben por ser saldadas lo antes posible.

Poco a poco, se irá viendo si esa persona de verdad muestra voluntad de pago o no. Y a partir de ahí, veremos si es necesario acudir a la vía legal para que pague, siempre y cuando no haya visos de verdadera voluntad de acabar con la morosidad que acumula frente a sus vecinos.

Convocar una junta de vecinos

Si la persona deudora insiste en no pagar, sea este el motivo que sea, habrá que convocar una reunión de propietarios. Será ahí, por consenso, cuando se decida qué hacer.

Y es que, como hemos comentado, no es lo mismo que un vecino no pueda pagar a que un propietario no quiera pagar. Así que, para tomar una decisión, hay que reunir a la junta para decidir qué pasos dar.

Procedimientos

Si la junta decide que el vecino tiene que pagar cuanto antes, será cuando se proceda a un procedimiento monitorio. Es decir, mediante burofax, se notifica al moroso que debe X cuotas. Esta notificación lleva copia certificada y acuse de recibo. Además, tiene que ser controlada por el presidente, el secretario y el administrador de la finca.

La reclamación judicial

Si el problema persiste, habrá que acudir a la vía judicial. Para ello, se interpone una demanda en los juzgados. Es cierto que es un proceso algo lento y bastante pesado y largo, pero acaba por dar sus frutos.

Consecuencias

El vecino moroso terminará por notar las consecuencias. No podrá votar en las juntas, y tampoco usar algunos servicios comunes si así se decide en junta. Por ejemplo, piscina, gimnasio y otros similares si los hubiera.

En cualquier caso, un propietario que no paga su cuota es un problema para toda la comunidad. De ahí la necesidad de contar con un buen administrador de fincas que ayude en estas situaciones.

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