El riesgo cardiovascular, la hipertensión, las enfermedades cardíacas y los ataques cardíacos y los trastornos del sueño se encuentran entre las enfermedades asociadas con la exposición al ruido. También se ha demostrado que afecta el desarrollo cognitivo de los niños. Y, sin embargo, la contaminación acústica es el mayor problema de salud ambiental en Europa, como muestra el informe Noise in Europe, publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Madrid no es una excepción. Un estudio realizado el año pasado por la Colegio de Administradores de la Propiedad Inmobiliaria (CAFMadrid) reveló que el 90% de las comunidades inmobiliarias sufren problemas de ruido. El principal motivo de queja es la música alta (en el 67% de los casos), seguida del aislamiento acústico deficiente en los hogares (casi el 50%).

En Madrid hay menos quejas por ruido ambiental

Y, sin embargo, en el caso de la ciudad de Madrid, el ruido ya no es uno de los 10 principales problemas para los locales. La última edición de la Encuesta de Calidad de Vida y Satisfacción, publicada por el Ayuntamiento el pasado mes de julio, revela que el ruido ocupa el puesto 14 en la lista de quejas de los vecinos. En la edición anterior, de 2017, ocupó el puesto número 7.

Pero no nos enfrentamos a datos contradictorios. La contaminación acústica en la ciudad, en cuanto a factores externos a la vivienda (tráfico, terrazas, etc.), es la que se ha reducido en la clasificación de las quejas de los ciudadanos. Otra cosa muy diferente son las molestias que provocan los propios vecinos. En este ámbito de convivencia, la situación se ha agravado. Los datos de CAFMadrid en 2012 indicaron que el 70% de las comunidades de propietarios sufrían problemas de ruido. Hasta la fecha, esta cifra, como hemos visto, es del 90%.

¿Qué es el ruido?

El ruido es un sonido no deseado o desagradable y la Organización Mundial de la Salud lo considera un contaminante ambiental desde la década de 1970. Numerosos estudios científicos han demostrado las consecuencias negativas para la salud de vivir en un entorno ruidoso. Pero, ¿cuáles son los límites de volumen que debo tolerar a mis vecinos?

La Comunidad de Madrid, en su Decreto de 1999 por el que se regula el régimen de protección contra la contaminación acústica, establece que en las viviendas el límite máximo durante el día es de 35 decibeles y de 30 decibelios durante la noche. Estos límites se refieren a las áreas que el decreto denomina “subzona residencial habitable”, es decir: dormitorios, salas de estar, oficinas. En el caso de cocinas, baños y pasillos, se indica que durante el día el límite es de 40 decibelios y de 35 por la noche.

En la ciudad de Madrid, menos ruido

El decreto de la Comunidad de Madrid establece que el horario nocturno es de 22 a 8 horas y el resto se considera diurno. No obstante, deja en manos de los Ayuntamientos la posibilidad de modificar estos periodos, incluso de crear distintos horarios según las estaciones y los festivos.

En el caso del Ayuntamiento de Madrid, su Ordenanza de protección contra la contaminación acústica y térmica, 2011, el día se divide en tres períodos: el día, que va de las 7 de la mañana a las 7 de la tarde; la noche, que va de 19:00 a 23:00 horas. y por la noche, de 11 p.m. a 7 a.m.

Además, aunque también distribuye la casa en dos zonas, solo separa los dormitorios del resto de estancias. En el caso de las habitaciones, los límites se establecen en 30 decibelios durante el día y la tarde y en 25 por la noche. En el resto de espacios, es 30 durante la noche y 25 durante las otras dos franjas horarias.
Esta ordenanza está pendiente de actualización por la ordenanza 4/2021 del 30 de marzo sobre calidad del aire y sostenibilidad.

Pasos a seguir cuando se trata de vecinos ruidosos

La primera recomendación es el diálogo. Identifiquemos qué vecino está causando el ruido y pongámonos en contacto con ellos para explicarles el problema y pedirles que amortigüen el sonido. Si este primer paso no funciona, lo habitual es informar al presidente de la comunidad de la situación y será él (aunque también es el afectado) quien advierta al residente de que esto está provocando molestias administrativas y / o legales. acciones que se pueden tomar si no renuncia a su actitud.

Según la última encuesta de CAFMadrid, solo el 18% de los casos suelen resolverse con una llamada de atención. El 80% de las denuncias por ruido derivan en una denuncia a la policía y en el 20% de los casos se inician procedimientos judiciales. A la hora de decidir si acudir a los tribunales es fundamental la recogida de pruebas, lo que en este caso implicaría tomar medidas sólidas para establecer que se superan los límites marcados por la normativa vigente.
Además, se debe tener en cuenta que el proceso judicial requiere que la comunidad de propietarios presente la denuncia, por lo que es necesario convocar a una junta general y poner el tema en el orden del día. Entonces el vecino “ruidoso” debería ser obligado a través del burofax a abstenerse de continuar con sus aburridas actividades. Si esto no funciona, la comunidad de propietarios presentará lo que se llama una medida cautelar y si el tribunal está de acuerdo con la comunidad, el residente denunciado no solo tendrá que dejar de hacer ruido, sino que también puede enfrentar un juicio. indemnizar a los perjudicados e incluso se le puede privar del derecho a su vivienda o local por un período de hasta tres años.

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