Para Sergio Melgosa Revillas, presidente de la Asociación Española de Termografía Infrarroja (AETIR)
Si nuestras casas tuvieran un mayor aislamiento térmico y también un mayor nivel de hermeticidad, la energía que requerirían sería mucho menor, a tal punto que el pequeño coste adicional que podría suponer este aumento de espesores de aislamiento y rejuntado se amortizaría casi con toda seguridad en los dos o tres primeros años de ocupación de estas viviendas.
Pero una cosa es el dinero que gastamos en calentar la casa y depreciar todas las mejoras para reducir el consumo, y otro es el comodidad, algo que no se nota en el bolsillo, o eso sí, porque su ausencia puede generar diversos problemas de salud que terminan afectando nuestra calidad de vida. Invertir en viviendas eficientes o rehabilitar las existentes con criterios de eficiencia energética vale la pena, sin importar dónde se mire.
Afortunadamente, hoy podemos visualizar con enorme precisión las zonas donde nuestra casa está perdiendo energía, sus puntos débiles. Con una cámara termográfica, como si se tratara de un estetoscopio con el que nos auscultamos, revisamos toda la envolvente de una casa o un conjunto residencial, tanto por fuera como por dentro, y tenemos un diagnóstico preciso de su comportamiento energético.
Estudio termográfico
Este sencillo estudio, cada vez más solicitado por profesionales y particulares, es el punto de partida para ponerse manos a la obra y empezar a reparar estos puntos débiles.
Tomemos el ejemplo de un conjunto residencial en el noroeste de la Comunidad de Madrid, con clima continental, frío en invierno y caluroso en verano.
La imagen termográfica nos muestra un predominio de zonas amarillas que son precisamente las que podemos identificar en la escala correcta como de alta temperatura. Este predominio no es bueno y, curiosamente, las personas que no son expertas en este campo también lo perciben así.
También apreciamos las altas temperaturas que provienen del interior de la casa. Es el calor producido en casa (y pagado) el que se escapa. Literalmente, el dinero atraviesa las paredes y esa es la triste realidad de la gran mayoría de nuestros edificios. Una realidad oculta revelada por la termografía infrarroja.
Hoy podemos visualizar con gran precisión las zonas donde nuestra casa está perdiendo energía, sus puntos débiles.
La termografía infrarroja nos ofrece tres ventajas fundamentales que la diferencian de otros instrumentos de medida:
- No es invasivo: esta es su principal característica y ventaja ya que somos capaces de medir a distancia del objeto, el edificio en nuestro caso. Es decir, no necesitamos manipularlo ni nada que pueda dañar la casa del propietario (como en el caso de las famosas catas para medir el espesor del aislamiento). En resumen, no mancha.
- Es una medición en tiempo real: lo que ve la cámara es la realidad del edificio en ese momento. En el caso de la imagen comentada anteriormente, la realidad es que está perdiendo calor.
- Es bidimensional: nos ofrece una imagen y la imagen que ya conocemos vale más que mil palabras. Otros instrumentos nos ofrecen cálculos, datos, etc. La termografía nos da una imagen.
Si a esto le sumamos que el coste de alquilar un control termográfico no es elevado (del orden de 200 a 400 € + IVA), un control termográfico a tiempo pondrá sobre la mesa los problemas de nuestra casa y la forma de solucionarlos. .
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